martes, 24 de septiembre de 2013
Mal sobrevalorado
La muerte es un mal sobrevalorado; cada decisión que tomamos, sea donde sea que estemos, nos lleva irremediablemente al abismo, quizás, un abismo menos oscuro de lo que pensamos. Por eso no culpen ni a locos ni suicidas por su conducta, ellos apuran el paso porque están descontentos. Nosotros, que nos creímos cuerdos, avanzamos lentamente, sin darnos cuenta que tras cada pisada la vida se encarga de acercárnosla. La muerte espera con sonrisa implacable nuestra desesperación. Yo le digo que siga afilando los dientes porque seguiré gastando los días. Días que nunca serán suyos, sólo míos.
viernes, 5 de abril de 2013
Experiencia Hora Punta
Imagino balazos, sin fuente ni destino, haciendo estallar la
histeria de los pasajeros; personas gritando, estrangulándose, rajando los
vidrios a golpes. La voz en off llamando a la calma: “Queridos
pasajeros, el metro de Santiago S.A. les da la bienvenida al infierno. Desde
este momento, el recorrido será suspendido a la espera de la embestida del próximo
tren”. Luces y aire acondicionado apagados, y la voz dirigiéndose
nuevamente, ahora, con el timbre agudo de un niño: “Buen viaje”.
Menos mal no ha nacido el psicótico que trasvasije su
locura sobre los andenes, menos mal, porque una
historia así sería sólo la coronación de lo que vivimos día a día entre las
siete y nueve de la mañana, y las seis y ocho de la tarde; crónica de una histeria anunciada. Los trescientos veintiséis post en
reclamos.cl, con temáticas que abordan desde curiosos toqueteos femeninos (lea el
siguiente link: www.reclamos.cl/reclamo/2011/nov/metro_de_santiago_toqueteos_femeninos)
hasta adultos dañados moralmente por la escasez de ropa en las publicidades, avalan nuestras dudas respecto del objetivo principal al que apunta la empresa: “Entregar un
servicio de excelencia a 2.200.000 de pasajeros diarios” (fuente: metrodesantiago.cl/corporativo).
La señora regordeta que nos aplasta contra el fierro; el
hombre que pone sus manos a la altura de la cintura y vuelve las palmas hacia
fuera; el porfiado de la ducha una vez por semana; el que se cree rugbista; la
señora con el coche; “deje bajar antes de subir como bestias”; son las postales que se repiten día a día, nuestra querida experiencia-hora-punta (E.H.P.), y que pese a los esfuerzos (tanto
de la empresa como de los usuarios; ostentando las mejores gestiones
empresariales y creyéndonos los más finos de Latinoamérica) no han logrado
solucionarse… ¡Y es que parecemos animales!
Sabemos que Metro S.A. nos brinda valiosas oportunidades de
esparcimiento (Bibliometro, galerías de arte, conciertos, descuentos por
recargas, etc.), pero lamentablemente la incomodidad de la E.H.P. supera cualquier tipo de beneficio.
jueves, 21 de febrero de 2013
Feria artesanal del sur
Caminar por los puestos de una
feria sería infértil; salvo por los barquitos de madera, los ovillos de
lana teñidos con barba de palo y el licor de oro hecho por artesanos “Artesanos”.
Infértil porque al menos la mitad de los productos no son artesanales, y menos
de la zona.
Un turista gringo (llámese gringo a cualquier extranjero) se
prueba un “sweater” del altiplano y se va feliz con su muestra del sur de
Chile. Lo que no sabe es que el souvenir es nortino, y que se encontrará con el mismo en la siguiente parada. Y así, feria tras feria. ¡EstoEsMierda! Y no es un
insulto a nuestra cultura andina; es una interpelación a la homogeneidad de las
ferias artesanales. Entiendo que la gente debe ganarse la vida (lo sé porque
durante años soy testigo de los golpecitos del huso contra el piso, del olor a
lana cruda y de los palillos de mi abuela), pero es penca encontrarse con productos que no son nativos (aquí viene la discusión de qué es
lo original de una cultura. Si es que existe lo original) y que quitan tribuna a
los que sí son, y que además se repiten una y otra, y otra, y otra, y no es
suficiente aún, y otra vez.
Por eso, amargado por los
juguetitos de plástico del local 13 y la bravura de un típico quiltro chileno, me arranqué para almorzar en la marisquería que estaba justo al lado. Había
una fila esperando por unos potes plásticos que costaban luca, y que
llevaban cholgas, erizo o salmón picado. Compré uno de salmón que me prepararon
con cebolla a cuadritos y cilantro. Imitando a un turista, le agregué unas verduritas para condimentar su sabor. Fueron dos cucharadas soperas. Me senté en la
solera y degusté mi almuerzo. Después de la cuarta cucharada que me eché a la
boca, sentí un fuego en mi esófago, en la lengua y en la
comisura de mis labios. Como que me anduve atorando, así es que tragué un sorbo de agua. Miré con más atención el pote y… ¡claro! las verduritas no
eran verduritas: eran trocitos de ají verde y rojo, cachos de cabra con pepa y
todo. Separé el ají del salmón y
me comí lo que quedaba.
El toque picante era con la punta de la cuchara; como para que se note lo chileno. Pero terminé atorado, igual que en la feria artesanal.
lunes, 28 de enero de 2013
Apartment`s Mosca
En la vida
de departamento de soltero
los desechos asechan
(neurosis-de-las-cuatro-paredes). Aunque existe un sistema
propicio para su evacuación externa -ductos que satisfacen el
tránsito entre tu puerta y los camiones de la municipalidad- no
podemos ser indiferentes a lo que pasa puertas adentro. Cualquier
desecho orgánico, desde las inocentes migas de pan hasta latas con
restos de atún, todavía dentro de los tachos, son potenciales
enemigos del hogar.
Pero como la naturaleza está tan bien
pensada, y tal como existe un conserje que te avisa que tu fiesta de
fin de semana (o de semana si se quiere ser más aguerrido) debe
parar por culpa del vecino, también existe un algo
que te dice que la basura no va más. Ese sutil aviso, que no tiene
voz pero que sí se materializa, se llama: Apartment`s
Mosca.
Almuerzo un día
domingo cualquiera.
Descueras el pollo,
pelas las verduras, vacías el tarro de arvejas y los desechos los
tiras al basurero. Una vez dentro del tarro te olvidas de ellos. Tu semana transcurre, y el día
viernes (contamos 6 días y 5 noches), invisibles bajo las 24.500-03
latas de cerveza que consumisTE durante la semana, envían una primera señal: una tierna mosquita. Pero
no los recuerdas. Sin sospechar lo que te depara, la persigues hasta la cocina. Cuando de sopetón, una segunda señal ultraja
tu nariz: olor a comida descompuesta (sea el ingrediente que
sea, milagrosamente, es el mismo olor). Y tu cabeza comienza a
recordar... almuerzo del día domingo ...cuero ...cáscaras ...tarro
(¡quién dijo que no recordamos los desechos!). Levantas la tapa del
basurero y... ¡¡¡ahí están!!! verdes, azules, amarillos, junto a las latas y al resto de las mosquitas.
Entonces, ¿Qué es
Apartment`s Mosca?
R.: Es un fenómeno
(asqueroso, repulsivo, vomitivo -como quiera calificar-) que se
origina a partir de la mala administración de la basura interna en
los departamentos de soltero.
Un fenómeno fácil
de solucionar, y que explica cómo adoptamos términos gringos para
definir nuestros problemas cotidianos. De seguro en el retail
encontrará bolsas de basura más baratas, para cada día de la
semana.
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