Fragmento cuento re-publicado en el diario Insular de Castro, el 24 de Agosto del año 2015.
"A sus idas y venidas sobre la
silla, don Arístides sumó palmadas suaves y repetitivas sobre el canto de la
mesa.
– ¿Se acuerda de don Liborio
Castro? –preguntó al alcalde don Fermín Bahamondes, concejal del CHU.
–Por supuesto. Mi hermano
jugó con él en las divisiones infantiles de Verdemar. Era zurdo y le decían
Guascazo en balde –agarrándose la cabeza como sufriendo– Qué pencazo tenía ese
cristianito.
– ¿Y don Carlos Ainol? –preguntó
don Pedro Barrientos, el colorín.
–Cómo no recordarlo si...
El concejal Huenchur
escuchaba las intervenciones de sus compañeros y se preguntaba el por qué tanta
animosidad. “En concejos ordinarios, cuando tratamos temas serios, a estos hay
que sacarle el habla con gualato. Pero díganle fútbol. Si fuera por la pelota, la
mitad de las parcelas serían canchas”, pensó don Arístides, agregando al
movimiento de la silla y los golpecitos sobre la mesa, la cabeza vuelta hacia
el techo".