lunes, 27 de julio de 2015

Uberlinda como Bita

Fragmento cuento publicado en el diario Insular el día 27 de julio de 2015

Fotografía por Maqa
 "...podría llamarse Carmen como Umiliana como Ernestina.

A lo largo de la historia de la parroquia aquel puesto ha sido ocupado por feligresas con distintas suertes. Transversalmente, las crónicas hablan de mestrahuínas “sólidas, aventajadas en energía y carisma”. También, aunque los documentos no lo mencionan explícitamente, “con don mando o lo suficientemente fuertes de carácter como para hacer del cura de turno un hijo más”.

Por asuntos de extensión, el siguiente fragmento presenta dos casos excepcionales:

UBERLINDA PERANCHIGUAY BARRÍA

La etapa de Uberlinda fue la más corta y desgraciada de toda la historia parroquial. Las crónicas indican que el 9 de julio de 1986, día de su nombramiento, tres candelabros cayeron desde la nave central, propinando la muerte a quince de los sesenta feligreses asistentes..."

lunes, 20 de julio de 2015

Linaje desgraciado

Fragmento cuento publicado en el diario Insular el día el 20 de julio de 2015
Fotografía por Maqa

"...por una embarcación que el mismo construyó. Su señora, doña Romelia, no tuvo mejor suerte: en el cementerio, el día después del entierro de su marido, cuando iba agacharse para adornar la lápida con un ramillete de rosas blancas, tropezó con un terrón de tierra y cayó de trompas sobre la tumba. El gentío que estaba a su alrededor, admirado de la supuesta postura de dolor, no la quiso ni tocar. Pasó horas y horas a la intemperie hasta que falleció por culpa del golpe, del frío o vaya a saber, como inventan las señoras chismosas, si fue el mismo difunto quien no pudo resistir la soledad y se la llevó de las mismísimas patas. Sus hijos, Elena y “chico Huicha”, viajaron incluso un carril más adelante que sus propios padres. Elena se juntó a vivir con un nortino que tenía fama..."

lunes, 6 de julio de 2015

Olvidos

Fragmento cuento publicado en el diario Insular el día 06 de julio de 2015.

"...Aquí dice bien clarito, usted tiene noventa y siete, cara cuete –dijo Ramón acariciándola despacito en su brazo descubierto.

–Un papel va a saber más que mí –respondió doña Aurelia. Tan rápido como sus reflejos se lo permitieron, quitó su brazo de la mano de su nieto y lo guardó bajo el cerro de pilchas que la cubrían.

Ramón dejó el carnet sobre el velador y agarró la jarrita con agua tibia.

–Tome, tome un mar si quiere –dijo Ramón acercándole el recipiente bajo su mentón– Usted me decía lo mismo cuando era chamañiño ¿Se acuerda? Toma agüita, me decía, toma un océano que te hace bien pa` tu celebro”...