martes, 24 de septiembre de 2013

Mal sobrevalorado

     La muerte es un mal sobrevalorado; cada decisión que tomamos, sea donde sea que estemos, nos lleva irremediablemente al abismo, quizás, un abismo menos oscuro de lo que pensamos. Por eso no culpen ni a locos ni suicidas por su conducta, ellos apuran el paso porque están descontentos. Nosotros, que nos creímos cuerdos, avanzamos lentamente, sin darnos cuenta que tras cada pisada la vida se encarga de acercárnosla. La muerte espera con sonrisa implacable nuestra desesperación. Yo le digo que siga afilando los dientes porque seguiré gastando los días. Días que nunca serán suyos, sólo míos.