lunes, 30 de junio de 2014

Mejor compañía

"...porque un paisaje es mejor compañía", dijo una actriz por la televisión.

Mientras revolvía tres huevos en el sartén, Paúl escuchó aquellas palabras y volvió su atención a la comedia. Sonó una música incidental y la actriz, desde su balcón, estiró sus brazos al cielo, como en función de libertad. El plano de la cámara se fue alejando de la escena hasta transformar a la mujer en un punto en medio de la ciudad. Vinieron comerciales. 

Se acercó hasta la ventana. El edificio vecino se apostaba como una muralla entre su balcón y el posible paisaje. Hasta ese momento, Paúl había pensado que vivir al borde de las sombras sólo traía beneficios: dormir sin que la luz ni el tráfico de la calle lo molestara y espiar cuanta historia contuviera la abertura de la cortina. Pero ahora, la sentencia "porque un paisaje es mejor compañía" lo descubría incómodo a una nueva perspectiva.

Una brisa tostada se incrustó en su nariz. Ligero salió de la ventana, pasando a llevar con su codo el fierro de la cortina. La televisión propagandeaba una marca de automóviles que aseguraba, en palabras del locutor, "pasión y libertad". Aleteando sus dedos como una gallina, tomó el sartén caliente y lo retiró del plato de la cocina. Pero ya era tarde: la yemas convulsionaban en el fondo del sartén, junto a sus claras ahora oscuras. 

Se sentó en la mesa con su cena alternativa. Miró hacia el frente, por la ventana descubierta. En un departamento vecino un hombre leía en su escritorio. Su mujer, en tanto, iba y venía por la pieza como un pajarito. De pronto, ella se posó tras sus espaldas y lo envolvió con sus brazos blancos. 

Las caricias de la pareja fueron progresando de manera vertiginosa. Paúl, expectante por el devenir de aquella escena, recordó a la actriz. A los paisajes y a las mejores compañías. Y apagó la televisión. 

viernes, 27 de junio de 2014

La abstinencia del No

Podría vivir con las obsesiones a cuestas:

Direccionar mis pensamientos vagos 
como un misil que persigue a un único objetivo.

Pasar más horas de vigilia que de descanso. 

Sufrir esas ensoñaciones que tumbado sobre la cama
dibujan un cielo café con textura de roca cayendo sobre mí. 

Recuperarme del edifico con forma de castillo 
construido con el deseo de una idea 
que se arrumba al chocar con la realidad de las cosas.

Podría vivir con las obsesiones a cuestas:
Pero cuesta.

miércoles, 18 de junio de 2014

El Trovador del gol

Antes que el "Trovador del gol", relator de los partidos de fútbol en radio ADN, mostrase su voz y su figura reales por televisión, me lo imaginaba como a un viejo gigante de unos cien años, cuyo rostro erguía en su centro una nariz del porte de un buque y unos dientes amarillos. No sé por qué me lo imaginaba -disculpando la expresión- como a un monstruo que mezclaba en apariencia a Shrek y Hulk juntos, pero con vocación periodística-deportiva.

lunes, 9 de junio de 2014

No lo creerán

Si les cuento lo que sucedió ayer a los pies de un álamo joven y despeinado mientras paseaba a mi perro de dudosa estirpe y cuyo nombre es "Perro" por la huella que corre tras la cerca de alambres púa que hizo mi tío carpintero y pensaba en la mezquindad del sol que tan pronto se esconde bajo las polleras del invierno, seguro no lo creerán... no, no lo creerán.

El Perro se meó.



lunes, 2 de junio de 2014

Dejar constancia II

La sinvergüenzura de publicar historias verdes, de las que no se ha tenido el tiempo de desarrollar sus tramas, deja a sus protagonistas libres de transitar por el espacio que deseen; sea éste en la imaginación del público, sea éste en la imaginación del creador. También -en la mayoría de las veces- naufragar y perderse entre las páginas de internet.