jueves, 29 de mayo de 2014

Ana María Sierpes II

ASEO

Espada y escudo en mano, Juan José se alistaba para asear el pasillo de los directores. Los azulejos de color plomo con que se dividía uniforme el piso, le daban una referencia para organizar su labor. "Cuarenta cuadrados hacia adelante, seis cuadrados hacia el costado", pensaba Juan José, y enseguida remojaba la mopa en el tacho y la deslizaba por la superficie. Mientras tanto, Ana María Sierpes, con su indolencia habitual, limpiaba las paredes blancas, que junto a las cerámicas plomas, daban al lugar un paisaje parecido al de un hospital público.

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