miércoles, 1 de octubre de 2014

Preguntas en la lechuga y el aceite

Me senté al centro. Apenas divise una oportunidad en el rincón, me escapé. Un pelado fornido de andar delicado me trajo la carta. Ausculté entré los precios lo más barato que había. Miré mi celular y, como aun quedaba una hora y veinticinco minutos, decidí que debía pedir algo digno del tiempo que permanecería sentado.

-Un cortado y un sándwich de queso fundido con jamón, por favor –dije al garzón.

Mientras esperaba el pedido, observé el local. Las paredes estaban cubiertas de hojas de revistas y noticias de diarios antiguos. No sé si fue idea mía o me pareció que todas las noticias reivindicaban a la mujer.

“Bonito efecto el de las hojitas pegadas en la pared”, pensé sin querer.

Llegó mi café y mi sándwich. Estuve a punto de decirle al pelado que el pedido era equivocado. Pero no. Miré con detención. Sobre un plato que tenía la forma de nave extraterrestre, adornados sus bordes con merken y su fondo con un aceite de oliva mezclado con orégano y una lechuga, estaba el sándwich de queso fundido con jamón. Partido en dos.

Me tomé el cortado en dos sorbos. Inmediato, con una especie de culpa por tener que desarmar aquella obra de arte culinaria, comencé a comer el sándwich. Mil veces había comido pan con queso y chancho. Pero nunca un pariente tan estiloso como el que me estaba comiendo en ese momento. Pasaba el cuchillo con delicadeza, untando cada trocito de fundido con el aceite y el merken. Y agregaba un pedacito de lechuga. Eso sí, procurando que no se note el recorte.

En un principio me dio remordimiento pagar mil ochocientos pesos por una hallulla con jamón y queso. Pero luego, cuando el sabor fresco invadió mi paladar y el lugar y la atención cobraron una suerte de sentido que lo elevaba, sentí que su valor podría haber sido mucho más.

Pensé, de pronto, que si a las cosas simples le agregaba un toque sofisticado, como al sándwich, podría hacer grandes obras. O quizás, me rebatí en el mismo instante, los toques ocultaban falencias de base. No sé. El asunto del arte y la escritura se me coló entre el aceite y la lechuga... ¿qué plataforma será más adecuada para publicar textos? ¿Alguien lee en estos días? Se ha hecho y se sigue haciendo mucho por el color... y las letras, la grafía ¿qué pasa con ellas? ¿Qué tipo de plato y especias se debe adherir a las palabras para que la gente las tome en cuenta? 

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